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Desarrollan  fitomedicamento que disminuye la inflamación y aumenta la respuesta en enfermedades respiratorias como la COVID-19

Desarrollan fitomedicamento que disminuye la inflamación y aumenta la respuesta en enfermedades respiratorias como la COVID-19

Créditos de la imagen: Archivo particular

 

Saber tradicional, más de 13 años de investigación, cerca de 13 patentes, una spin-off y estudios clínicos dan como resultado una píldora que disminuye la inflamación y aumenta la respuesta en enfermedades respiratorias como la COVID-19. Esta es la historia de un fitomedicamento con sello javeriano.

 

A veces dedicamos enormes esfuerzos a un propósito y luego, por las vueltas que da la vida, ocurre que obtenemos logros en algo más, logros inesperados que no habrían sido posibles sin los esfuerzos iniciales, cuando desconocíamos el giro que tomarían las cosas. Pasa en la vida y pasa también en la ciencia. Algunos lo llaman serendipia.

 

El tratamiento del cáncer de seno y de la leucemia a partir de extractos de dos plantas usadas en la medicina tradicional popular ha sido el objetivo de la inmunóloga Susana Fiorentino Gómez. A esto ha dedicado más de 13 años de trabajo junto con su grupo de investigación en Inmunología y Biología Celular, de la Pontificia Universidad Javeriana, con el que han obtenido importantes logros y reconocimientos. Y cuando estaban por iniciar un estudio clínico para analizar cómo actúa uno de los extractos combinado con la quimioterapia en pacientes con cáncer de seno, estalló la pandemia de la COVID-19, lo que dio un giro a sus planes. Decidieron probar el extracto de dividivi en pacientes con coronavirus, dado que el uso tradicional de esta planta es justamente para tratar afecciones respiratorias. Los resultados fueron notables.

 

Trece compuestos de la píldora


Cinco de los más de 13 años de trabajo del grupo de investigación que dirige la inmunóloga Fiorentino han estado enfocados en el estudio de las semillas del árbol dividivi (Caesalpinia spinosa), que crece principalmente en Boyacá, en la región del alto Ricaurte. Su interés inició cuando Fiorentino descubrió el poder antiinflamatorio de la planta, pues los campesinos de Villa de Leyva (Boyacá) la usaban para tratar la sinusitis: “Hacen infusión y la huelen, lo malo es que les daña los huesos porque es muy fuerte”. Esto la llevó a pensar que podría estudiarla para tratar el cáncer, por su capacidad para modular la inflamación: “Ese efecto biológico está relacionado con una actividad de control del cáncer”, explica.

 

Durante esos años ella y su grupo adquirieron diversos conocimientos sobre el desarrollo de un medicamento a partir de un extracto de esta planta, es decir, un fitomedicamento. Identificaron más de 13 moléculas o compuestos, los cuales trabajan en conjunto para lograr los efectos antiinflamatorios y antitumorales. El extracto de dividivi fue probado inicialmente en células tumorales y mostró que las puede matar; se testeó en modelos de cultivos 3D en los que aumentó la sensibilidad a otros quimioterapéuticos; y disminuyó los tumores en ratones con cáncer de mama; luego, fue probado en personas sanas por medio de un estudio clínico de fase 1, en quienes se identificó que era seguro.

 

Y cuando estaban a punto de estudiar este extracto en combinación con la quimioterapia —gracias a la financiación del Programa Paces (Ecosistema Científico)—, la pandemia reorientó las prioridades: “Ya sabíamos cómo actuaba sobre las células, sobre el sistema inmune y cómo regulaba la inflamación pulmonar”. Ahí nació el estudio de fase 2 para probar el fitomedicamento en pacientes con COVID-19, el cual fue aprobado por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), y financiado por la convocatoria Mincienciatón.

 

Extracto versus placebo


Luego de diseñar protocolos de investigación muy rigurosos, inició el experimento. Durante 28 días cada una de las 91 personas que aceptaron ser parte del estudio clínico fueron observadas y evaluadas desde 150 parámetros. Al azar, 44 pacientes recibieron el fitomedicamento durante 14 días —una cápsula cada 12 horas—, mientras otros 46 tomaron un placebo. “Fue un proceso retador, porque al inicio de la pandemia muchos pacientes estaban prevenidos debido a la desinformación”, explica la doctora María Margarita Manrique Andrade, directora de la Oficina de Investigaciones del Hospital Universitario San Ignacio, uno de los centros donde se realizó el estudio.

 

Tras resolver las dificultades en el reclutamiento, los diversos análisis arrojaron hallazgos sorprendentes. El más notable indicó que quienes tomaron la cápsula con extracto de dividivi presentaron una media de 7,395 días de estancia hospitalaria, frente a 9,581 días para el grupo placebo, es decir, 2,186 días menos. Esto significa que quienes tomaron el extracto de dividendo salieron dos días y medio más rápido del hospital, es decir, se recuperaron más pronto.

 

La investigadora explica que esto ocurrió, entre otras cosas, por dos efectos clave: el fitomedicamento disminuyó la replicación viral debido a que aumenta la limpieza intracelular, y también disminuyó la inflamación porque moduló la respuesta inmune que trae como consecuencia el daño del pulmón. Pero ¿cómo ocurre esto?.

 

El universo de las células


Para comprender la replicación viral hay que entender cómo actúan normalmente las células. Ellas son como un pequeño ser vivo que respira y hace diferentes actividades. Por ejemplo, se defienden cuando detectan que algo extraño ingresó dentro de ellas, en cuyo caso lo atrapan en una especie de bolsa o vesícula y luego lo expulsan. Pero el virus impide que ellas hagan este proceso de limpieza, llamado autofagia, por lo que el virus logra replicarse hasta romper las células para luego salir e infectar a otras. Lo que hizo el extracto fue aumentar la autofagia de las células y así se disminuyó la replicación viral.

 

Por otro lado, la inflamación se relaciona con los mensajes que emiten y reciben las células. Ellas se comunican con señales y actúan. Tienen receptores en la membrana celular a través de los cuales reciben señales, como “debo cambiar mi ruta”, “debo dividirme”, “debo morir”, etcétera. En este caso, unas moléculas llamadas polifenoles, presentes en el fitomedicamento, llegan a las células en el pulmón y les dan el mensaje de no exagerar la respuesta inmune, es decir, no producir citoquinas proinflamatorias; es como si les dijeran: “Sí, estamos en una batalla aquí con este virus, pero vamos a calmarnos, no hay que llamar a todo el ejército, es una trampa”.

En una agresión producida por el virus llega toda la respuesta inmune a sanar el pulmón, pero, como aún está el virus, la respuesta inmune no sana, sino que aumenta el daño pulmonar. El virus induce una respuesta exacerbada, el sistema inmune se asusta”, explica la doctora Fiorentino, y agrega: “El fitomedicamento les da señales a las células de la respuesta inmune para decirles que esa ruta de señalización no se puede activar porque de lo contrario se va a dañar el pulmón; se disminuye lo que se llama la ‘translocación del factor NF-kB’, una proteína que va al núcleo y da la señal de producir las citoquinas proinflamatorias. El fitomedicamento disminuye esas señales”.

 

En una agresión producida por el virus llega toda la respuesta inmune a sanar el pulmón, pero, como aún está el virus, la respuesta inmune no sana, sino que aumenta el daño pulmonar. El virus induce una respuesta exacerbada, el sistema inmune se asusta”, explica la doctora Fiorentino, y agrega: “El fitomedicamento les da señales a las células de la respuesta inmune para decirles que esa ruta de señalización no se puede activar porque de lo contrario se va a dañar el pulmón; se disminuye lo que se llama la ‘translocación del factor NF-kB’, una proteína que va al núcleo y da la señal de producir las citoquinas proinflamatorias. El fitomedicamento disminuye esas señales”.

 

DreemBio, referente de transferencia de conocimiento


Si bien para la academia es fundamental sintetizar los hallazgos de investigación en artículos científicos, libros o capítulos de libros, hay un reto aún mayor: lograr que el conocimiento producido llegue efectivamente a la sociedad. La investigadora Susana Fiorentino tenía esto claro desde hace años y, tras explorar varios caminos, fundó DreemBio, una empresa de base tecnológica que basa su actividad en el conocimiento producido desde la universidad, es decir, es una spin-off.

 

Sobre este tema, Fiorentino recuerda que no ha sido un camino fácil, pero luego de negociaciones entre la Javeriana y DreemBio, finalmente se transfirieron las patentes a la empresa a cambio de regalías y de la posibilidad de trabajos conjuntos. “Ha sido un camino que ha labrado la doctora Susana, en donde otros investigadores ven que sí se puede hacer buena investigación, protegerla a través de patentes y transferir para crear empresa”, expone Mario Andrés Ortega Mendoza, abogado experto en propiedad intelectual.

 

Desde varios puntos de vista, este caso de investigación básica y de transferencia de conocimiento a través de una spin-off es un hito para el país, y marca un camino a seguir para la Javeriana y para otras universidades. Es un referente de la forma en que, como sociedad, se debe dar el paso hacia iniciativas que logren poner el conocimiento fuera de las aulas y laboratorios para aportar soluciones y, como en el caso de esta cápsula de extracto de dividivi, salvar vidas.

 

Publicación: 03/mayo/2022



Fuente:
Revista Pesquisa Javeriana

Tags de búsqueda: Fitomedicamento, Antiinflamatorio, Extracto natural, Investigación, Biología celular, Inmunología, Biología molecular, Medicina, Salud, Medicamento, COVID-19, Cáncer, Científicos, Investigadores, Actualidad, Ciencia

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